Si buscas cuestiones relacionadas con Prevención de Riesgos Laborales, bienvenido a esta pagina. Ésta, en su inicio, tuvo como idea central ser un faro en alguna costa de Internet, ahora ha evolucionado y también su nombre, pero seguimos en el camino.
Cuando era niño me guardaba los cuentos y puzzles sobre seguridad que regalaban en la fábrica en la que trabajaba mi padre. Aun recuerdo un puzzle que era la figura de un obrero que se protegía la cabeza con una tortuga. De joven, años 70, estudié una asignatura que se llamaba Seguridad e Higiene, de las pocas que me interesó hasta el punto de sacar exámenes de nota con facilidad, me dio rabia cuando en el curso siguiente la asignatura desapareció.
Mi padre estuvo tres meses en coma porque un soporte del gancho de una grúa se rompió y el gancho cayo cuando mi padre estaba situado debajo. Resultado, tres meses en coma. Notaba que mi padre no estaba en casa y que mi madre sufria por lo que podria suceder con nosotros si mi padre moría. No me acuerdo como viví este periodo, per recuerdo cuando salio del coma que mi madre me relató contenta que una mañana mi padre tiro sangre por la nariz y la boca y despertó. Me relató lo que conocia de lo sucedido y la conclusión "todo fue producto de la mala suerte de mi padre". Se aceptaba la desgracia como los animales aceptan su eliminación en el matadero o por una bala en una cacería, con silencio. Nadie había explicado que la muerte era parte del trato, pero todo el mundo lo daba por descontado y ocurria de tanto en tanto, todos los barrios tenían a alguien que había muerto en la fábrica. Lo inexorable era que la fábrica seguía sin pesarle las muertes, segía presente en nuestras vidas haciendo un ruido característico, marcaba las horas de la comida y la cena para los pequeños, bramaba, nos permia comer y vivir que era lo prioritario, luego cuando algún día sucedía alguna muerte se hablaba un poco de ello en casa y nada en la calle, casi como que no había que llamar a la mala suerte, la fábrica nos mantenía era imposible que quisiera hacernos daño. Al día siguiente del suceso había otros hombres realizando el mismo trabajo.
Recuerdo que un vecino nuestro se jactaba de haber sobrevivido al turno que se iniciaron en el horno alto, 11 compañeros había visto morir por el gas, todos habían cometido errores, ninguno de ellos fue riguroso con la normas de seguridad.
Pasaron muchos años hasta que me encontré con la posibilidad de dedicarme a la Prevención de Riesgos Laborales, desde entonces han pasado más de veinte años dedicados a esta pasión desde diferentes perspectivas, con cosas malas y buenas, pero con alegría, con dedicación y siempre con el disfrute de lo que se labora, hasta el punto de no distinguir muy bien entre mi trabajo y mi ocio, porque trabajar profesionalmente como Técnico de Prevención de Riesgos Laborales es para mí una pasión, soy muy afortunado de trabajar en lo que me gusta. Desde esta atalaya he comprobado que no hace Prevención quien quiere, sino quien sabe por que tiene experiencia. No me gustan los Técnicos de Prevención tecnocratas que han transformado la Prevención en el culto a la riesgología.
Después de tantos años te das cuenta de que siempre vale la pena luchar por lo que crees que es tu deber, aunque le dediques el 110% de ti mismo para conseguir el 5% de los objetivos, aunque únicamente mejores una pequeña parte de la realidad cada vez, por que la satisfacción de ver ese cachito de realidad transformada no tiene precio. Por qué otros vendrán y seguirán trabajando para que la prevención empiece en el génesis de la idea misma cuando se cree un nuevo puesto de trabajo.
Está lloviendo prevención y tiene mucho que llover hasta el día en que se deje de proteger como efecto de una causa de accidente y se prevenga desde antes de comenzar a gestar un puesto de trabajo.
Un saludo